viernes, 4 de octubre de 2013

Las Manos de Mi Madre

Alfredo Espino
Jicaras Tristes

Manos las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras...
¡Solo ellas son las santas, solo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se la clavan ellas!

Para el ardor ingrato de recónditas penas,
no hay como la frescura de esas dos azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias
son dos milagros blancos apaciguando angustias!
Y cuando del destino me acosan las maldades,
son dos alas de paz sobre mis tempestades...

¡Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,
porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas!
Para el dolor, caricias: para el pesar, unción:
¡Son las únicas manos que tiene corazon!
Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:
aprended de blancuras en las manos maternas.

Yo que llevo en el ama las dudad escondidas,
cuando tengo las alas de la ilusión caídas,
¡Las manos maternas aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazon!
¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con ternezas!






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